EL PODER DEL WELLNESS

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¿DE QUE HABLAREMOS?

En un mundo cada vez más acelerado y exigente, el concepto de wellness se ha vuelto fundamental para muchas personas. Pero, ¿qué es realmente el wellness?
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¿DE QUE HABLAREMOS?

En un mundo cada vez más acelerado y exigente, el concepto de wellness se ha vuelto fundamental para muchas personas. Pero, ¿qué es realmente el wellness?

VEAMOS…

¿QUÉ ES EL

WELLNESS?

 

Hoy en día, no sólo consideramos la importancia de cubrir las necesidades básicas de cada uno de nosotros, sino de un abanico que va mucho más  allá del mero hecho de sentirse bien físicamente.

 

 

En este sentido, la palabra Wellness es un término en inglés que generalmente se usa para definir un estado de bienestar general, resultado del equilibrio saludable entre los niveles mental, físico y emocional.

 

En esencia es una nueva forma de entender el bienestar a través del cual, el potencial humano es llevado a su máximo, un proceso de tomar decisiones conscientes con el objetivo de lograr una vida saludable y plena, que no sólo evite la enfermedad, sino que inicie un proceso dinámico de cambio y crecimiento físico, mental y afectivo, tanto de forma individual como colectiva.

 

Cabe comentar que cada vez más psicólogos y terapeutas, y también hoteles, spas y agencias que ofrecen experiencias de fin de semana, trabajan con este ideal, aunque estos últimos a veces lo utilizan más como reclamo que no como ideal.

El concepto que deriva en esta comprensión, surge de las ideas de Halbert L. Dunn, un estadístico estadounidense, considerado el padre del movimiento Wellness, por desarrollar el concepto, gracias a que en los años 50, entendió que el bienestar humano tenía que ir más allá de lo que hasta ese momento se consideraba.

 

Hasta hace poco era difícil buscar la forma de dar respuesta a este conjunto de necesidades puesto que se consideraba que formaban parte del ámbito »espiritual» puesto que los ideales, los recursos y las tecnologías de las que se disponía socialmente eran muy escasas.

Pero, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, las necesidades básicas de todos los niveles sociales empezaron a ser cubiertas al redistribuirse la riqueza, esto, facilitaba extender el alcance de los valores humanos, y de la libertad y autonomía de elegir un estilo de vida de acuerdo con una forma propia de ser y hacer las cosas.

Aquí fue dónde los profesionales de la psicología empezaron a buscar conducir a los pacientes hacia el wellness, es decir, hacia la felicidad y la autorrealización, enfocándose en las necesidades de la mente, en lugar de solo tratar problemas mentales.

 

 

En la actualidad, gracias a los cambios en las condiciones sociales y a la evolución, disponemos de los recursos, tecnología y sobre todo, de la capacidad de entender que no somos una simple amalgama de piel y huesos. Lo que ha llevado a que predomine la salud integral que entiende el cuerpo y el alma como un solo factor, cobrado todo el protagonismo a la hora de crear las condiciones de vida ideales.

 

Otro punto a tener en cuenta son los inmensos cambios que la Pandemia ha traído consigo.

 

Además del malestar, el miedo y la ansiedad, ha generado un nivel generalizado y mundial de estrés, inseguridad y pánico que ha puesto en jaque todo aquello que considerábamos tanto esencial como inmutable.

 

La consecuencia es que la opinión universal es que la salud de todos es fundamental, y esa salud ya no solo se refiere al hecho de »no tener enfermedad» si no que se centra en abarcar todos los aspectos que conforman la salud integral de la que hablábamos.

 

Nos hemos dado cuenta de que ya no nos sirven las jornadas interminables, los sueldos míseros, los riesgos innecesarios y unos códigos legislativos insuficientes o arcaicos

Lo que lleva a movimientos como ‘la gran dimisión’, ‘el movimiento obrero’, ‘el movimiento ecologista’ (entre muchos otros) así como todas las manifestaciones, quejas sociales y reivindicaciones que se suceden des de antes de la pandemia.

 

Todo lo cual ha llevado al planteamiento de que tanto individuos como sociedad y empresas han de centrarse en el ‘Wellness’ de los individuos a todos los niveles para crear una »humanidad», una sociedad en general, fuerte, resiliente, capaz y sana en todos los sentidos.

 

Los niveles de bienestar de los que hablamos, hay quienes los consideran, como el Dr. Bill Hettler en seis dimensiones o niveles, para otros tiene ocho y en general podríamos exponer algunos más pero los que consideramos más importantes son los que exponemos a continuación:

 

Bienestar ocupacional. El trabajo es un potenciador de la realización y el enriquecimiento personal, que depende, por una parte, de la elección profesional como el oficio o carrera y si esto es coherente con los valores y gustos personales que tenemos, y por otra, de si desarrollamos compromiso hacia nuestro trabajo o no. nuestro trabajo y nuestras elecciones al respecto influyen mucho en nuestro bienestar.

 

Bienestar físico. Una alimentación sana, equilibrada y adecuada, unos hábitos referentes a la nutrición y a la alimentación que sean saludables,  una actividad física regular, adecuada y correspondiente a la edad, peso o capacidad, y el mantenimiento de un régimen de revisiones médicas acordes a nuestras necesidades; son la clave para que nuestro Wellness físico contribuya y mejore nuestro bienestar general.

 

Bienestar social. La acción y la contribución de cada uno la propia comunidad, el sentimiento de interconexión y de pertenencia, así como, la solidaridad y el compromiso con los demás son parte importante de nuestro propio bienestar.

 

Bienestar intelectual. La actividad mental de cierto nivel de complejidad y dificultad, lejos de tareas rutinarios y/o poco estimulantes, permite que las personas podamos explorar y mejorar nuestras habilidades y expandir nuestros límites. Resolver problemas complejos, la creatividad y el aprendizaje son parte de ese proceso de bienestar integral que entiende la actividad intelectual un complemento importante de la actividad física.

 

Bienestar espiritual.  Considerando la necesidad de identificar un significado y un propósito en la existencia humana y en las acciones vitales, integrar todos esos aspectos en una mirada global sin imponerse a otros, conviviendo con los demás tanto des del respeto por la diversidad como des del mantenimiento y reflejo de nuestras convicciones y propósitos individuales, ayuda a mantener y mejorar el bienestar y la paz interiores.

 

Bienestar emocional. Reconocer y aceptar las emociones y sentimientos, manejar la frustración y el estrés, así como su expresión, sin negar o ocultar las emociones, y adoptando una actitud de confianza, compromiso y respeto con los demás, es parte fundamental del bienestar.

 

Bienestar Ambiental. Estar en harmonía con el medio, ser responsables con el, ser respetuosos con la naturaleza, formar parte de entornos que sean estimulantes, agradables, saludables y ayudar a potenciarlos y mantenerlos, a través de hábitos sostenibles que promuevan el bienestar del planeta. Porqué aunque a veces no le demos importancia, todo lo que le hacemos al planeta nos lo hacemos a nosotros mismos, empeorando la calidad del aire, menguando los recursos, haciendo desaparecer especies, etc, estamos empeorando nuestra salud y nuestra capacidad como especie.

Así que el bienestar ambiental conforma una parte muy significativa del propio bienestar.

 

Bienestar financiero. Este punto, desgraciadamente, hoy en día ya casi no depende de lo que uno haga o deje de hacer… Depende en gran parte de la economía global, de la capacidad / oportunidad / recursos que tengamos de tener un trabajo mejor, más ingresos, menos gastos, etcétera. El problema viene cuando la inflación, la pandemia, la guerra o cualquier crisis generalizada afecta a la mayoría de personas y niveles sociales. ( No quiero entrar en detalles en este post pero puedes consultar este enlace que versa al respecto).

 

 

 

Así pues aunque los expertos definan este bienestar como un estado en el que podemos satisfacer nuestras obligaciones financieras actuales o en curso, sentirnos seguros de nuestro futuro y tomar unas u otras decisiones que nos permitan disfrutar la vida; en realidad se refiere al simple hecho de no estar sufriendo constantemente por si llegaremos a final de mes, si nos podemos permitir reparar, cambiar o comprar lo que necesitemos, si podremos pagar las facturas o si podemos permitirnos comer todos los alimentos que deberíamos, en las cantidades y frecuencias correctas.

 

Como bien sabemos el ‘Wellness’ financiero en estos tiempos es harina de un costal que solo se puede permitir alguna gente y no toda, aun así es un pilar imprescindible y fundamental en nuestro bienestar general y el de quienes nos rodean.

 

Todo esto nos permite contestar a una de las preguntas básicas del ser humano

¿qué pasa con el ‘WELLNESS’ de nuestra mente?

 

Con este bienestar nos referimos a esa sensación de harmonía, paz o tranquilidad, lejos de inquietudes o malestares, que en ocasiones no sabemos de dónde proceden pero subyacen en nuestra mente.

Puesto que siempre hemos tenido la necesidad de estar bien, pero sabemos que no podemos conseguirlo únicamente de forma mental o física, y tampoco únicamente individual ni solamente colectiva.

 

Considerando todo lo anterior, tiene sentido pensar que las diferentes dimensiones del Wellness nos permiten, en conjunto, alcanzar un bienestar físico, emocional y mental que logre satisfacer nuestra necesidad de estar y sentirnos bien en todos los niveles.

 

Así pues, este estilo de vida nos da ciertos beneficios:

 

Ser más eficaces a la hora de tomar decisiones, puesto que cuando estamos bien con nosotros mismos somos más creativos, estamos más concentrados, resistimos mejor la ansiedad y/o el estrés, etc.

 

Tener más energía, por lo que somos capaces de superar más fácilmente el cansancio o afrontar la vida cotidiana con mayor vitalidad, al sentirnos en mejor estado forma física.

 

Mejorar el humor, ya que al sentir que estamos en harmonía con nosotros mismos y con el entorno, las relaciones sociales mejoran.

 

A demás, mejora nuestra consciencia sobre como nos sentimos y porqué. Tenemos más herramientas para afrontar decisiones o situaciones, y podemos entender y actuar si hay alguna dimensión que esta afectando a nuestro bienestar.

 

Todo esto tiene repercusión tanto a nivel psicológico, como es evidente, como a nivel físico, ya que el estrés, las emociones, los sentimientos y evidentemente nuestros hábitos, repercuten de forma directa sobre nuestros órganos y sobre nuestro organismo, afectándonos positiva o negativamente, según el caso.

 

 

 

 

Descubriendo Mi Propio Camino hacia el Wellness

Cada uno de nosotros tiene una historia única y personal cuando se trata de aplicar el wellness en nuestras vidas. A lo largo de mi propio viaje, he explorado diferentes prácticas y enfoques que me han ayudado a encontrar un equilibrio y bienestar integral.

 

Permíteme compartir contigo cómo aplico el wellness en mi día a día. En primer lugar, el wellness físico es un pilar fundamental en mi vida.

 

Para cuidar mi cuerpo, me enfoco en una alimentación equilibrada y nutritiva. Incorporo alimentos frescos y naturales, evitando los alimentos procesados en la medida de lo posible. Además, bebo suficiente agua para mantenerme hidratado(a) y procuro limitar el consumo de bebidas azucaradas.

 

También, me gusta mantenerme activo(a) y realizar ejercicio regularmente. Ya sea que prefiera salir a correr, practicar yoga o hacer ejercicio en casa, encuentro una actividad que me brinde alegría y bienestar. A

 

demás del wellness físico, también presto atención a mi bienestar mental y emocional. Dedico tiempo a practicar la atención plena y la meditación para calmar mi mente y reducir el estrés. Esto me ayuda a mantener un estado de calma y claridad en medio de las demandas diarias.

 

Además, me gusta leer libros inspiradores y buscar recursos que promuevan el crecimiento personal. También, priorizo el autocuidado y la relajación. Reservo tiempo para actividades que me gustan, como tomar baños relajantes, escuchar música tranquilizadora o simplemente disfrutar de un tiempo a solas en la naturaleza.

 

Mi bienestar emocional es igualmente importante para mí. Para cuidar mis emociones, me permito expresar mis sentimientos de manera saludable. Ya sea a través de la escritura, la pintura o simplemente conversando con amigos cercanos, busco espacios seguros para procesar y compartir mis emociones. También, valoro las relaciones significativas en mi vida.

 

Mantengo una red de apoyo sólida, rodeándome de personas que me brinden amor, comprensión y apoyo mutuo. Compartir momentos de risas y gratitud con mis seres queridos es una parte esencial de mi bienestar emocional.

 

Otro aspecto importante del wellness para mí es el bienestar social. Me involucro en actividades y comunidades que me brindan un sentido de conexión y pertenencia. Participar en grupos de interés, organizaciones benéficas o actividades de voluntariado me permite colaborar con otros y generar un impacto positivo en la sociedad.

 

También, busco oportunidades para conectarme con nuevas personas y aprender de sus experiencias. Creo que el apoyo y la interacción social son vitales para mi bienestar general.

 

Finalmente, el wellness espiritual juega un papel significativo en mi vida. Busco una conexión más profunda conmigo mismo(a) y con algo más grande que yo. Para ello, dedico tiempo a la reflexión y la gratitud.

 

Practico la visualización y la manifestación para alinear mis acciones con mis valores y metas. Además, me abro a diferentes prácticas espirituales que resuenan conmigo, como la meditación guiada, la lectura de textos sagrados o la práctica de rituales personales.

Encuentro que cultivar mi bienestar espiritual me brinda un sentido de propósito y paz interior.

 

En resumen, mi enfoque personal hacia el wellness abarca diferentes aspectos de mi vida. Cuido mi cuerpo a través de una alimentación saludable y el ejercicio regular, cultivo mi bienestar mental y emocional practicando la atención plena y el autocuidado, priorizo las relaciones significativas y la conexión social, y busco una conexión espiritual que dé sentido y propósito a mi vida.

Recuerda que el camino hacia el wellness es único para cada individuo. Lo que funciona para mí puede no funcionar para otros, por lo que es esencial explorar y encontrar las prácticas que mejor se adapten a tus necesidades y valores. ¡Te invito a embarcarte en tu propio viaje hacia el bienestar integral y descubrir cómo el wellness puede transformar tu vida!

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